miércoles, 29 de junio de 2011

Pacto entre Caballeros-Joaquín Sabina

Sigo con las canciones veraniegas, que no quiere decir que hablen de playa y de chiringuitos, sino que son canciones que suelen relacionarse con esta época, debido, entre otras cosas, a los conciertos que solemos asistir en esta estación del año. Bueno, eso era antes con tantas giras, que ahora, desgraciadamente, no tenemos esa oferta cultural.

Pacto entre Caballeros es una de las canciones más conocidas de Sabina y que seguro, todos cantamos alguna vez eso de "mucha, mucha policía". Es una especie de guión cinematográfico o crónica social, en la que Sabina nos cuenta como un día que lo fueron a atracar, al darse cuenta uno de los delincuentes de que era "Sabina, ese que canta", se fueron con él de juerga y "no dejaron que pagara ni una ronda". Después de meterse de todo y de ir de putas, incluso, donde le "reservaron los encantos de Maruja, la cachonda", le devolvieron todas sus posesiones, no sin antes hacer un pacto: él les tenía que escribir una canción.

Al final resultó que vio a uno de ellos (el más alto) en el periódico, que "escapaba del asalto al chalet de un millonario y en la puerta lo esperó la policía".

Es una canción que te hace reír y te mantiene en vilo (cuando no sabes el final, pero esta canción tiene muchos años y ya es de siempre). Todo el mundo se pregunta si esta historia es cierta o no. Muchas leyendas urbanas corren acerca de ella, pero Sabina ni afirma ni desmiente. Al parecer algo de verdad hay, pero no todo. El caso es que ninguno de los 3 chicos de la canción declararon en público ser alguno de ellos ni nadie, que se sepa, le ha pedido todavía "royalties" por contar esa historia. Está claro, que se dice el pecado, pero no el pecador.

Esta canción es de 1987, uno año mítico en cuanto a canciones se refiere. Tengo hasta una etiqueta con esta fecha, ya que son infinitas las canciones que sonaron y ya son de siempre.

P.D.: Estoy haciendo una selección de canciones veraniegas y casi todas son en español (o portugués). Si sabéis de alguna en inglés, decirlo, que me están saliendo muy pocas.






No pasaba de los veinte
el mayor de los tres chicos
que vinieron a atracarme el mes pasado.

"Subvenciónanos un pico
y no te hagas el valiente
que me pongo muy nervioso si me enfado."

Me pillaron diez quinientas
y un peluco marca Omega
con un pincho de cocina en la garganta,
pero el bizco se dio cuenta
y me dijo -"oye, colega,
te pareces al Sabina ese que canta."

Era un noche cualquiera,
puede ser que fuera trece,
¿qué más da? pudiera ser que fuera martes.
Sólo se que algunas veces
cuando menos te lo esperas
el diablo va y se pone de tu parte.

-"Este encuentro hay que mojarlo
con jarabe de litrona,
compañeros antes de que cante el gallo"-
-"tranquilo, tronco, perdona,
y un trago pa celebrarlo"-
los tres iban hasta el culo de caballo.

A una barra americana
me llevaron por la cara,
no dejaron que pagara ni una ronda,
controlaban tres fulanas
pero a mi me reservaban
los encantos de "Maruja la cachonda".

Nos pusimos como motos,
con la birra y los canutos
se cortaron de meterse algo más fuerte;
nos hicimos unas fotos
de cabina en tres minutos...,
parecemos la cuadrilla de la muerte.

Protegidos por la luna
cogieron prestado un coche,
me dejaron en mi queli y se borraron
por las venas de la noche
-"enróllate y haznos una
copla guapa de la tuyas"- me gritaron.

Me devolvieron intacto,
con un guiño mi dinero,
la cadena, la cartera y el reloj;
yo, que siempre cumplo un pacto
cuando es entre caballeros,
les tenía que escribir esta canción.

Hoy venía en el diario
el careto del más alto,
no lo había vuelto a ver desde aquel día;
escapaba del asalto
al chalé de un millonario
y en la puerta le esperó la policía

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